MI SER “CUENTERA”
“Los cuentos llegaron a mi vida moviendo fibras íntimas de mi memoria,
dándome la posibilidad de reconocerme, mirarme para poder mirar... y luego de
poder ser yo misma, contar. Hoy, no soy
Laura Ferreira sin los cuentos y no
cuento sin ser Laura Ferreira”.
Febrero de 2007. Mi
proceso de actriz de teatro se encontraba en crisis. Amaba el escenario pero las obras a las que
era convocada cubrían una parte de mi ser pero otra quedaba insatisfecha. No sabía exactamente qué buscaba pero sabía
que necesitaba encontrar el eje que uniese el arte y mi opción social.
En esa búsqueda interior me encontraba cuando leo el
anuncio: “Taller de cuentería popular” a cargo de narradores de cuentos de
Argentina, Chile, Colombia, Uruguay.
Quienes coordinaban el evento por Paraguay era un compañero de teatro,
Marco Flecha, junto con otras amigas también conocidas, entre otras: Tessa
Rivarola, Gio Guggiari. En el texto del
periódico comentaban que los narradores pertenecían a la Red Latinoamericana de
Cuentería, no sabía de qué se trataba.
Quedé con la curiosidad
y allí fui. Un taller de tres
horas con Carlos Moreno, de Uruguay. Al
día siguiente, otro taller con Inés Grimland, de Argentina.
Fue lo necesario para decir: “Quiero ser cuentera”. Inés me dijo: “sí, los cuentos encantan pero
es un oficio que requiere mucha formación”, antes que opacar mi entusiasmo,
esta expresión me desafió.
A partir de allí acompañé al grupo organizador en los
espectáculos y me ofrecí como voluntaria para apoyar en lo que restaba de aquel
“1er Festival Internacional de Cuentería Popular en Paraguay Ñe´e Jerépe”, que
se realizó con el apoyo de la Red Latinoamericana de Cuentería Popular,
coordinada en ese entonces por el colombiano Walter Díaz Ovalle.
“Los cuentos llegaron a mi vida moviendo fibras íntimas de
mi memoria, dándome la posibilidad de reconocerme, mirarme para poder mirar...
y contar”.
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