LA NIÑA DE LOS COLORES.
Mi primer cuento narrado.
Realizamos los talleres y llegó el momento de contar el
primer cuento. Y durante la semana fui
analizando qué momento de la vida me hizo reconocer el valor de los cuentos...
y recordé a Vanessa y decidí contar esa historia.
Vanessa era la segunda hija de mi amiga de infancia, Raquel.
Con Raquel crecimos en un barrio popular donde la calle era
el patio de nuestra casa, no existían murallas... hasta que nuestros padres
decidieron construirlas y que llegó a ser novedad para nosotras.
Aprovechamos los nuevos muros para inventar un nuevo juego:
“El burrito lleva carga y no lo siente” ...jajajaja... era simple. Una quedaba en un extremo del muro y la otra
quedaba en cuatro patas (como un burrico), la que quedaba en el extremo cargaba
en la espalda de la otra un par de piedras y mientras que éstas eran
transportadas sobre el muro, ambas cantábamos... la frase “el burrito lleva
carga y no lo siente”. Perdía quien
dejaba caer las piedras. Era uno de los
tantos juegos inventados.
La vida hizo que Raquel y yo tomáramos caminos diferentes,
ella fue a la facultad a estudiar Ciencias Contables y yo me dediqué al
escenario.
El tiempo pasó y un día me cuentan que la segunda hija de
Raquel estaba enferma, le habían diagnosticado leucemia.
Yo quedé sorprendida...no me imaginaba a Raquel en aquella
dura situación. Decidí llamarla y con
voz entrecortada me dijo... “venís al hospital?... te acordás de nuestro juego
el burrito lleva carga y no lo siente?”.
Tomé coraje y me fui.
No conocía a su hija, sabía que tenía 4 o 5 años, así que antes de ir al
hospital decidí comprar algo que todos los niños les gusta “lápices de colores
y papel” así poder dibujar y pintar.... vana ilusión mia. Al entrar a la habitación de Vanessa miré sus
manitos con tantos pinchazos y sentí vergüenza de mi regalo pero ella se fijó y
me dijo... para quien es?...y yo le dije... traje lápices de colores para
inventar cuentos contigo, vos me decís un color y con ese color te invento un
cuento. Es lo que se me ocurrió para
salir de tan incómoda situación. Pasamos
un buen rato jugando a los colores y nos divertimos mucho... recuerdo su
risa... su mirada. Luego vinieron a buscarla
para la quimioterapia ... fue la última vez que he visto a Vanessa. Y si no hubiese existido ese juego de
inventar cuentos de colores, creo que no me hubiera resignado. Pero estoy segura que quizás fue uno de sus
últimos mejores momentos con risas y cuentos de colores.
Desde aquel entonces confié en los cuentos y lo que significa
la fantasía en la vida de los niños/as.
Cuando conocí el arte de contar cuentos no pude dejar a un
lado esta experiencia con mi niña de los colores, Vanessa. Ella fue mi primera musa de mi ser
cuentacuentos, y a ella le dediqué mi primer cuento.
Hace unos años....mi encuentro con Vanessa y los cuentos.
ResponderEliminarQue heeermosa historia Laura!
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